Y con el invierno las epidemias de gripe, catarros comunes y sus variantes que hacen aparición en las urgencias de nuestro hospital descompensando a los más frágiles, a quienes su equilibrio homeostático estrecho pone contra las cuerdas cada uno de estos virus estacionales.
Mientras, la vida sigue, los días se suceden, las páginas, los estudios leídos, las sonrisas y lágrimas, cafés compartidos y momentos de complicidad con compañeros, amigos, pacientes y familiares.
Cada vez valoro más esas "otras cosas", el hacer (aunque también estudie), el hablar, conversar, compartir.
Me enriquecen y trato de aportar mi lucecita en la oscuridad, como creo que todos tratamos.
Navegando en estas aguas turbulentas, saltando ola tras ola, sorteando la enfermedad como buenamente podemos y descubriendo que a veces... tampoco se puede.
Que sólo somos ese colchón, esos guardianes ante la puerta que, inetivablemente, todos franquearemos.
Pero mientras la vida brille,
que nos quiten lo bailao.
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